Aprende a reconocer tus miedos
Si estás encerrado en una jaula acompañado de un tigre hambriento y tienes miedo, no busques la ayuda de un psicólogo para superarlo; sentir miedo en esta circunstancia es normal; si no te bloquea es incluso positivo, pues te empuja a salir de la jaula.
Sin embargo, hoy no os voy a hablar de este tipo de amenazas, sino de aquellos miedos que se nos manifiestan sutilmente en la vida diaria de forma inconsciente, y que se disfrazan con mensajes del tipo «no tengo ganas«, «ya lo haré luego«, «eso es imposible«, «no merece la pena intentarlo» o cualquier otro tipo de frase desalentadora. ¿ Habéis pensado que algo os saldría mal y, por tanto, no lo habéis intentado ? ¿ Os ha frenado el hecho de no tener ni idea de como empezar una tarea ? ¿ Habéis evitado hacer algo que os parece desagradable e incómodo ? Si haceis ésto a menudo ¿ os habéis parado a pensar cómo estos comportamientos van limitando cada vez más nuestra vida ?
El primer paso para superar los miedos es tomar consciencia de ellos, darnos cuenta de que estamos evitando algo, para así poder aprender a gestionar las sensaciones, emociones y pensamientos que éstos nos generan. A veces ésto requiere cierto grado de sufrimiento, por lo que conviene que los afrontemos de forma gradual y progresiva. Te propongo comenzar con el siguiente ejercicio:
– Comienza realizando el ejercicio básico de meditación mindfulness.
– Cuando estés centrado en tu respiración y en el momento presente, reconoce tu miedo, ponlo delante de tí, cara a cara, ni siquiera tienes que afrontarlo, sólo verlo.
– Si lo ves claramente, nómbralo: «me está dando miedo fallar«, «estoy temiendo que se rían de mí«, «me está dando miedo no saber qué va a ocurrir luego«. Pronuncia la frase mentalmente o incluso en voz alta si la situación lo permite.
– Explora las sensaciones que te produce, los cambios que notas en tu cuerpo, si lo que te produce es sudor, temblor en las manos o piernas, te cuesta respirar, o notas las pulsaciones aceleradas de tu corazón. Aprende a etiquetar esas sensaciones y nómbralas: «me están sudando las manos«, «me cuesta respirar«, «se me acelera el corazón«. Pronúncialas.
– Explora tus emociones: puedes descubrir que lo que realmente sientes sea desesperanza, o tristeza, o cualquier otra emoción negativa. Si la descubres, nómbrala, etiquétala: «siento desesperanza«, «siento tristeza«.
– Piensa qué te pide el cuerpo que hagas si te dejaras llevar por el miedo; si es no salir de casa, irte de un sitio, evadirte haciendo otra cosa que te gusta.
– Piensa también qué harías si no tuvieras ese miedo, cual sería tu siguiente paso si te sintieras realmente libre para actuar.
– Piensa que tu miedo es algo que forma parte de tí, pero tú no eres únicamente tu miedo.
– Cuando termines el ejercicio dedica un momento a ser amable contigo mismo.
Piensa que no eres el único que tiene miedos. Todo el mundo teme algo, y ésto es lo normal. Reconocer tus miedos puede llevar tiempo además de requerir paciencia y esfuerzo, pero al hacerlo ya les habrás ganado tu primera batalla.