Celos: cuando el miedo vence al amor.
El miedo básico
Podríamos definir a la persona celosa como aquella que vive experimentando repetidos episodios de miedo ante la posibilidad de pérdida del ser amado. Aunque en esta definición funcional del problema de los celos podemos comprobar que el sentimiento de amor está presente, la verdadera emoción que lo fundamenta es el miedo. La raíz del problema no es un amor excesivo, sino un miedo excesivo ante cualquier señal de amenaza, real o imaginaria, de ser abandonados por el ser querido.
La necesidad básica
A poco que la persona celosa profundice en sus reacciones de miedo podrá comprobar cómo aparecen de fondo cuestiones como la baja autoestima y la inseguridad en sí misma, cómo su propia valía como persona no nace de ella misma, sino que se genera a través de las manifestaciones de afecto y aprobación que recibe de los demás.
Es su entorno ( pareja, padres, hermanos, amigos … ) el que se ha convertido en su fuente de seguridad y estima. Únicamente cuando los demás la valoran y le dan muestra de aceptación y de amor es cuando se sienten válidas y seguras de sí mismas. Ser aceptadas y valoradas por sus seres queridos se convierte así en una necesidad excesiva en su vida.
Estrategias de control
Cada vez que surge el miedo ante una posible amenaza de pérdida, la persona celosa, en lugar de reconocerlo como fruto de sus inseguridades y afrontarlo como un problema propio que debe intentar resolver, tiende a construir un arsenal de estrategias de control que le ayuden a calmarlo. Puede someter a su pareja a interminables “interrogatorios” para saber quienes son las personas con las que habla, de qué las conoce, cuál es el tipo de relación que tiene con ellas…,también puede someterla a recriminaciones y exigencias para que deje de actuar de una determinada manera con la que se sienten incómodos, como dejar de mirar a otras personas.
Si el uso de este tipo de estrategias consiguió, en algún momento, calmar la ansiedad y el miedo, tenderán a repetirse, de manera que acaban convertiéndose en automatismos de la personalidad celosa, que se activarán ante la mínima señal de amenaza como respuesta de prevención, es decir, surgirán incluso antes de que el miedo llegue a ser consciente.
Cronificación del problema: la ira
Sin embargo, con el tiempo, este tipo de conductas acaban por generar, en la pareja de la persona celosa, determinadas reacciones que intentan hacer frente al excesivo control al que se sienten sometidos.
Hay personas que frente a este control se bloquean y se encierran en sí mismas, otras en cambio, optan por enfrentarse y exigir su propio espacio. En todo caso, cualquiera de estas reacciones acabarán por producir un distanciamiento de la pareja, lo que generará aún más miedo y ansiedad en la persona celosa, quien reaccionará, a su vez, intensificando sus conductas de control, de forma que la ira comienza a implantarse como forma de exigencia.
¿ Qué puede hacer la persona celosa ?
- 1.- Tomar conciencia de su propia responsabilidad ante el problema. No son los demás quienes deben cambiar, sino que es ella misma la única capaz de resolverlo. No es la conducta de los demás el problema, sino el propio miedo y la propia ira el origen del malestar.
- 2.- Generar una intención de cambio, sin ella no se podrá realizar el esfuerzo necesario para afrontar el malestar de una forma distinta.
- 3.- Darse cuenta de cuales son las situaciones en las que surge el miedo y cuales sus conductas de control, es decir, aprender a pillarse a sí misma cada vez que pregunta, recrimina y exige.
- 4.- Aprender a ir desmontando estas conductas cuando surgen. Cuando la persona celosa toma consciencia y se descubre repitiendo esos patrones puede aprender a no hacer lo que la emoción le está pidiendo que haga, como recriminar y exigir, y en su lugar puede simplemente generar el valor de exponerse a su miedo y a su ira sin responder a la otra persona: es como exponerse a “sentir el miedo sin hacer lo que le pide”.
- 5.- Poner manos a la obra. No se trata de entender estos mecanismos, sino de ponerlos en marcha. La comprensión del problema no es suficiente, no calma los miedos básicos. Es el esfuerzo por cambiar y generar un nuevo automatismo más saludable el que transforma a la persona.
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En la mayoría de los casos, el origen de los celos no está en la propia pareja, sino que se remonta a patrones de conducta de la infancia, en la forma en la que fueron cuidados por sus progenitores, en la temprana privación de cariño y la ternura y otras posibles circunstancias. Cuando el problema de los celos se encuentra muy cronificado es importante acudir a un terapeuta que acompañe en el proceso de afrontamiento de estos miedos básicos.